150 AÑOS DE LA CONSTRUCCION DE LA CARRETERA DE LILLO A VILLACAÑAS

20.05.2014 00:33

            El día 20 de Junio de 1.854 entró en servicio la sección del ferrocarril, o  “camino de hierro” como se decía en la época, que unía Tembleque con Alcázar de San Juan, teniendo como estación intermedia la de Villacañas, haciendo mucho más fácil y rápido el transporte tanto de personas como de mercancías a Madrid y otros puntos del país.

            Siete años después, en 1.861, el Ayuntamiento de Lillo viendo la importancia que tenía un fácil acceso al ferrocarril a través de la estación de Villacañas, solicitó al Gobierno la construcción de una carretera que uniera Lillo con el ferrocarril del Mediterráneo en la estación de Villacañas. Para facilitar la construcción de la carretera, el Ayuntamiento de Lillo ofreció como subvención costear la cuarta parte de las obras con los fondos que el pueblo tenia producto de la desamortización de sus bienes. Por su parte la diputación provincial de Toledo, que repetidamente había recomendado como de utilidad urgente la construcción de dicha carretera, también acordó subvencionar la obra con ciento cincuenta mil reales.

            Pero pasó el año 1.861 y la carretera no experimentó ningún avance por falta de personal que pudiera hacer los estudios necesarios.

            Ya en el año 1.862 la situación cambió favorablemente pues en el mes de Febrero llegaron los ingenieros encargados de tomar los datos para el proyecto de la carretera. En ambos pueblos fueron recibidos con gran entusiasmo, pero especialmente en Lillo, en donde la noche de su llegada fueron obsequiados con una brillante serenata que atrajo a la mayor parte del pueblo a las puertas de la casa del diputado provincial que hospedaba a los ingenieros y ayudantes. (Recordemos que el citado diputado provincial era Don Venancio González).

            Los dos pueblos estaban muy interesados en la construcción de la carretera: Lillo porque facilitaría el acceso a Villacañas y por tanto al ferrocarril y Villacañas porque Lillo era la cabeza del partido judicial, estando aquí el Juzgado, el Registro de la Propiedad, la cárcel, etc.

            Nuevamente el entusiasmo se desbordó en Lillo, cuando el alcalde recibió desde Madrid un telegrama enviado por Don Venancio González en el que comunicaba que se había firmado la real orden mandando proceder a la subasta de las obras. Nuestros antepasados de la época recibieron la noticia con cohetes y repique general de campanas.

            La citada real orden de 25 de Febrero de 1.863 señaló para el día 10 del mes de Abril de ese año, a las doce de la mañana, la subasta para la adjudicación de las obras de la carretera de segundo orden de Lillo a Villacañas, cuyo presupuesto ascendía á 835.950 reales.

            Una vez conocida la real orden que sacaba a subasta la construcción de la carretera, los dos pueblos interesados mostraron su agradecimiento a Don Venancio González como iniciador del pensamiento de la obra y gran valedor de la misma.

            Realizada la subasta las obras fueron rematadas en la cantidad de 715.600 reales a favor de una sociedad de capitalistas de Madrid que se dedicaba a esa clase de negocios y que se proponía ejecutar las obras con toda la celeridad que permitiera la escasez de braceros que se observaba en aquel momento.

            Finalmente, cuatro años después, en Octubre de 1.867, por Real Orden se aprobó la liquidación de las obras que habían sido ejecutadas por Don José Mengibar.

    Articulo aparecido en el número de Mayo del año 2.014 del boletin informativo municipal "Nosotros, nuestras cosas" publicado por el Ayuntamiento de Lillo.

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